Apego y psicopatología: la ansiedad y su origen
Libro de Manuel Hernández Pacheco.
- 4/10/2022
La sensación de vergüenza patológica va siempre relacionada con la creencia de «no valgo», es decir, soy defectuoso. Esta percepción distorsionada de la realidad se compensa con acciones que ayuden a reducir el malestar. Quiero resaltar el gradiente de dos tipos de personalidad muy comunes para reducir la sensación de malestar:
CUIDADOR
Puesto que el niño ha aprendido que no es válido, generalmente porque no se han atendido sus necesidades, puede esforzarse en demasía por valer; es decir, puede cuidar y preocuparse de los demás como forma de ser aceptado. «Ya que nadie te va a querer por lo que eres, puede que te quieran por lo que haces».
Estas conductas suelen estar muy potenciadas por los cuidadores (profesores, padres, hermanos, etc.) ya que suelen ser niños muy buenos que no resultan nada conflictivos. El problema es que cuanto más se esfuerzan por agradar a los demás, más difícil es que vean y sientan sus necesidades, que son incapaces de expresar.
La rabia y el malestar durante la infancia (y posteriormente en la adolescencia y edad adulta) quedan totalmente disociados, evitando el conflicto a toda costa por miedo a ser rechazados. Suelen tener mucho miedo a la separación afectiva real o imaginaria.
En este tipo de personas, la vergüenza se manifiesta siempre en forma de disculpas, atenciones no pedidas, etc. Presentan frecuentemente somatizaciones y ansiedad, y buscan un médico o psicólogo que les ayude a atenuarla, sin ser conscientes de que son su comportamiento y sumisión constantes los que provocan el malestar.
NARCISISTA
Al igual que en el caso anterior, el niño ha aprendido que nadie va a atender sus necesidades, pero al dar predominio a las áreas más corticales puede evaluar el mundo de una forma fría y poco emocional. Es como si pensara: «Ya que nadie va a cuidarme, solo yo podré cuidar de mí mismo». Estos individuos no sienten la vergüenza en la adolescencia y edad adulta, porque de pequeños fueron incapaces de tolerarla.
Igual que en la personalidad del cuidador compulsivo, aquí hay mucha rabia pero, a diferencia del caso anterior, se mostrará hacia fuera, tratando de que todos hagan lo que él quiere y vivan para él. La ansiedad no existe porque no gasta ni un segundo en observarla, pero cuando aparece la vive de una forma intolerable. Estos pacientes son muy reacios a acudir a consulta y cuando lo hacen es porque el malestar es intolerable o porque son obligados por algún familiar.
A menudo pueden maltratar a familiares y amigos como forma de lograr sus fines sin importarle las consecuencias (tendencia a la psicopatía). Harán cualquier cosa con tal de no sentir la sensación de no ser válidos.
Es otro ejemplo de cómo en psicología podemos llegar a situaciones opuestas partiendo del mismo síntoma.